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El legado de la curación y los cristales: la historia de Looziive t

En 1930, mi abuelo nació en un pueblo pobre de Guangxi, China. El país estaba sumido en la crisis y la supervivencia era una lucha diaria. Si bien la medicina occidental comenzaba a extenderse, la medicina tradicional china (MTC) seguía siendo la forma de curación más accesible en las zonas rurales. A pesar de sus humildes orígenes, mi abuelo demostró una pasión excepcional por la medicina desde muy joven. Fue aprendiz del médico del pueblo, recolectando hierbas en las montañas y tratando dolencias menores a los aldeanos. Su dedicación y su incansable búsqueda del conocimiento lo convirtieron en el primer estudiante universitario de su pueblo, un logro notable para su época.

 

Un día fatídico, mientras buscaba hierbas medicinales, se topó con una veta de cristales de amatista enterrados en el agreste paisaje. Quedó fascinado. Cada vez que contemplaba los intensos tonos púrpura, sentía que su mente se despejaba y sus preocupaciones se disipaban. Intrigado, trajo algunas piezas a casa. Con el tiempo, notó que, cuando se enfrentaba a diagnósticos complejos, contemplar la amatista le ayudaba a serenarse y a tomar mejores decisiones terapéuticas. Los aldeanos quedaron asombrados por sus perspicacias, y el joven sanador se convirtió en una figura de profundo respeto.

 

Al acercarse el final de su formación médica, tomó una decisión crucial: el gobierno provincial buscaba un nuevo líder para la aldea, y como único graduado universitario, mi abuelo era un candidato ideal. En aquel entonces, el país necesitaba con urgencia personas con formación que contribuyeran a la gobernanza y la reforma. Con su inteligencia, dedicación y capacidad para conectar con la gente, su futuro en la política podría haber sido prometedor, quizás incluso extraordinario. Sin embargo, elegir ese camino significó abandonar la medicina, un campo que necesitaba desesperadamente médicos cualificados tras la fundación de la Nueva China.

 

Entonces llegó mi abuela, la verdadera elección de su corazón. A diferencia de la mayoría de los matrimonios concertados de la época, su amor floreció de forma natural. Mi abuela, sin embargo, era hija de un antiguo terrateniente, un pasado que la convirtió en una paria social en el clima político de la reforma agraria. Si mi abuelo hubiera elegido estar con ella, jamás podría dedicarse a la política. Tomó su decisión sin dudarlo: eligió el amor, la sanación y su devoción de por vida a la medicina.

 

En 1967, nació mi padre, quien creció rodeado de remedios herbales, la energía de los cristales y la antigua sabiduría del Feng Shui. A diferencia de mi abuelo, quien se dedicaba exclusivamente a la medicina, mi padre comprendió la conexión entre los cristales, la Medicina Tradicional China y el Feng Shui, creyendo que la curación iba más allá de las dolencias físicas: se trataba de equilibrar la energía tanto del cuerpo como del entorno. Su exploración de los principios del Feng Shui finalmente condujo a la creación de nuestra serie "Micropaisajes de Cristal", donde los cristales naturales se disponen cuidadosamente para crear campos de energía en miniatura que armonizan los espacios, promueven el bienestar e incorporan el equilibrio de la naturaleza a la vida moderna.

 

Ahora, en mi generación, mientras mi abuelo y mi padre dedicaban sus vidas a la medicina, me sentí cautivada por los cristales. Su energía, su armonía y la forma en que las diferentes piedras podían interactuar me fascinaban. En lugar de usarlos únicamente para la curación tradicional, exploré la estratificación energética: combinar diferentes cristales para potenciar sus frecuencias naturales. Esto me llevó a la creación de nuestro "Cuenco Energético", una interpretación moderna de la medicina a través de la sinergia de los cristales.

 

Pero mi viaje cobró un nuevo significado en noviembre de 2024, cuando conocí a Mao Mao Chong, una gata callejera que se aferró a mí buscando calor y compañía. Su naturaleza cariñosa me inspiró a crear amuletos de cristal para mascotas, lanzando así nuestra serie "Candado de la Longevidad", un talismán para proteger y bendecir a las queridas mascotas, asegurando su salud y una larga compañía con sus dueños.

 

Así nació Looziivet, no solo como una marca de cristales, sino como un puente entre la naturaleza, las mascotas y las personas. Creemos que la sanación va más allá de los humanos y abarca a todos los seres vivos bajo el mismo cielo. Por eso, el 10 % de nuestras ganancias se dona a organizaciones de rescate de animales, garantizando que cada compra contribuya a un mundo mejor para los animales callejeros.

 

Nuestro legado, construido sobre generaciones de curación y amor, continúa en una nueva forma: a través de la energía atemporal de los cristales, abrazando el vínculo entre los humanos, la naturaleza y las mascotas que nos brindan amor incondicional.

 

Elegir el amor por encima de todo: un legado de sanación y armonía.

 

 

Designed Jewelry

Best gift for you and your love one